En el cuidado de las uñas, el pH se refiere a la acidez o alcalinidad de una solución, que es crucial para mantener unas uñas sanas. De forma natural, las uñas tienen un pH ligeramente ácido, en torno a 5,5.
Es importante señalar que las uñas, al igual que la piel, son muy tolerantes a exposiciones breves a una acidez o alcalinidad extremas. Tienen la capacidad de recuperar rápidamente su pH natural en unos 15-30 minutos. Por ejemplo, aunque el jabón normal tiene un pH de 9-10, no daña las uñas al lavarse las manos. Del mismo modo, las sustancias ácidas como el zumo de limón o naranja, con un pH en torno a 2, no dañan las uñas al entrar en contacto con ellas. Además, el agua, con un pH de 7, es químicamente neutra y no afecta a las uñas. La duración de la exposición a niveles extremos de pH es clave, y las uñas demuestran una gran tolerancia a este tipo de exposiciones.
Algunos eliminadores de cutículas y callosidades pueden tener un pH de hasta 11, pero incluso con niveles tan altos de alcalinidad, las uñas no se ven afectadas cuando el producto se utiliza correctamente.