Se trata de un proceso en el que se utiliza un abrasivo. Puede referirse al uso de un tampón (normalmente de grano alto, en torno a 240) para dar forma y perfeccionar un recubrimiento o superposición de uñas. O puede referirse al uso de un pulidor de 3 ó 4 vías (de grano creciente) para dar brillo a una uña natural o a una capa de revestimiento.